viernes, 16 de marzo de 2018

Encontradas huellas de dinosaurios en el patio del CEIP "Domingo Miral"

Desde nuestro centro se ha establecido una colaboración entre los maestros de Educación Infantil con el departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza, para trabajar las Ciencias de forma activa (experimental y cognitivamente) con los niños de 4 años.

Nunca es demasiado pronto para empezar a aprender Ciencias. Por ello, si enseñamos a los niños a ponerse las “gafas” de las ciencias desde los primeros años de su formación escolar, estaremos ayudándoles a construir explicaciones del mundo basadas en criterios científicos. Además, es importante enseñar ciencias porque no podemos privar a los pequeños del placer y la emoción que supone observar, descubrir y comprender el mundo que les rodea.

Como resultado de esta sinergia entre colegio y universidad se diseñó una secuencia de actividades con los dinosaurios como centro de interés, que se ha desarrollado durante este trimestre. El objetivo es diseñar e implementar actividades y recursos didácticos que permitan desarrollar el pensamiento sistémico mediante la generación de preguntas en contextos de indagación en la enseñanza de las Ciencias.

Dado el gran interés que suscita entre la mayoría de los alumnos el tema de los dinosaurios y la gran cantidad de información que tienen sobre ellos (tamaño, alimentación, nombre, etc.), se comprometió a los niños y niñas con la siguiente pregunta: “¿Cómo sabemos que existieron los dinosaurios?”.

1) En una fase inicial y apoyados en la observación de fósiles, se recogieron ideas previas de los alumnos en relación a las características de estos animales, concluyendo que son precisamente los huesos y huellas encontradas, las mayores evidencias de su existencia, descubrimientos de los que tenemos constancia gracias a la labor de los paleontólogos, capaces de interpretar dichas pruebas y compartir sus conclusiones.





2) En la siguiente sesión, los niños manifiestan su deseo de convertirse por unos días en paleontólogos y ser capaces de interpretar las huellas de dinosaurios. El primer paso es plasmar en la tierra sus propias huellas y la de los profesores (andando, corriendo, en parejas, a dos patas, a cuatro patas, etc.). A partir de su análisis, se pudieron realizar comparaciones y mediciones de las huellas que permitieron a los alumnos tomar conciencia de toda la información que puede extraerse a través de una observación activa y serviría de base para las siguientes sesiones.


3) En la tercera sesión, los alumnos encuentran unas huellas de dinosaurios en el patio del colegio. Su objetivo era, por parejas, observarlas, dibujarlas y extraer de ellas información relativa a su tamaño, a si iban andando o corriendo, al número de dedos que cada dinosaurio tenía en sus patas, sobre sí era bípedos o cuadrípedos, etc. Para ello, disponían de una hoja de registro donde plasmar sus conclusiones. Esta información permitió a los alumnos identificar el dinosaurio que había dejado las huellas utilizando una clave dicotómica. De esta manera, a través de la observación, comparación, medición de las huellas y el registro e interpretación de los datos se profundizaba en el conocimiento de la biología de los dinosaurios.


4) En la última sesión, los profesores de la universidad siendo conscientes de que se ha formado un grupo de expertos paleontólogos en el aula 2º de Infantil, comparten un problema “real” donde se muestran unas huellas de dinosaurios y los niños y niñas tienen que averiguar qué dinosaurios han dejado esas huellas y qué ha ocurrido en ese lugar. A partir de la observación de una plantilla con la única presencia de huellas de dinosaurios, los alumnos, en pequeños grupos, debían formular hipótesis acerca de lo qué podía haber ocurrido en la escena descrita, basándose en lo trabajado en las sesiones anteriores, con el propósito de construir explicaciones a partir de las evidencias.


Las aportaciones fueron muy interesantes y cargadas de raciocinio y aplicación práctica de lo aprendido. Como ejemplo, transcribimos una de ellas “la mamá y el bebé velociraptor iban caminando tranquilamente hasta que se han encontrado con un iguanodon, entonces la mamá, por miedo, ha cogido al bebé velociraptor y han salido corriendo”.

Para finalizar, cada alumno ha realizado en pasta moldeadora una medalla de paleontólogo, en la que ha plasmado la huella de sus dinosaurios favoritos y que ha coloreado con pincel libremente.


Actividades como ésta, en la que escuela y universidad van de la mano, valoramos que son el mejor ejemplo de la apuesta que realizamos porque nuestras propuestas didácticas estén sustentadas en conocimientos científicos. Pues de la misma manera que no aceptaríamos tomar un medicamento que previamente no hubiese sido ampliamente testado y aprobado su uso por la comunidad científica internacional, no entendemos por qué, en un ámbito tan vital como la educación de los niños, ciencia y escuela en ocasiones no confluyen. Por ello, parafraseando a Ramón Flecha (catedrático de Sociología de la Universidad de Barcelona), nuestra Comunidad Educativa aboga por un Proyecto Educativo y unas acciones educativas que abandonen el campo de las ocurrencias para abonar y echar raíces en el de las evidencias científicas.

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